La adopción de la inteligencia artificial muestra marcadas diferencias entre sectores productivos. El ámbito TIC lidera con holgura, ya que cerca del 59% de sus empresas utilizan estas tecnologías, una proporción muy superior a la media nacional. Le siguen los servicios, donde una de cada cuatro compañías emplea IA, mientras que la industria y la construcción se sitúan bastante por detrás, con tasas del 17,5% y el 11,4% respectivamente.

Entre 2022 y 2024, el crecimiento ha sido especialmente intenso en el sector tecnológico, que ha incrementado su uso en más de 27 puntos porcentuales, confirmando su papel como motor de digitalización en el conjunto del tejido productivo.

Las diferencias también son notables según el tamaño de las empresas. Más de la mitad de las grandes compañías (58,2%) declaran utilizar inteligencia artificial, frente al 13,4% de las microempresas, lo que evidencia una brecha de casi 45 puntos porcentuales.

Esta distancia sugiere que las capacidades organizativas y de inversión son determinantes para incorporar la IA a los procesos productivos. Sin embargo, incluso entre las grandes empresas, un tercio todavía no ha dado el paso, lo que refleja que la implantación, aunque avanza con fuerza, aún está lejos de ser generalizada.

En cuanto a los usos y barreras, las tecnologías más extendidas son las de minería de texto, reconocimiento de voz y generación de lenguaje natural, orientadas a la gestión de información y comunicación. En cambio, las aplicaciones más avanzadas —como la robótica o los vehículos autónomos— apenas comienzan a implantarse.

La principal dificultad para su adopción no es tanto la falta de utilidad percibida, sino el desconocimiento interno y la falta de capacitación digital: casi ocho de cada diez empresas que no usan IA citan este motivo. Este dato refuerza la idea de que la clave para acelerar la transformación digital no reside solo en la tecnología, sino en el desarrollo de las competencias necesarias para aprovecharla.

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